domingo, 26 de octubre de 2008

La lectura como valor socioeconómico

Foto: Yonel Bonilla

Publicamos con mucho agrado, por la brillantez de su análisis, parte de la exposición que León Trahtemberg ofreciera en el 2º Congreso Internacional de Santillana “Leer sin límites” de septiembre del 2004 y que apareciera nuevamente en julio del 2006 en El Comercio, en su suplemento especial titulado "El Diario en la Educación", con mótivo del Encuentro Anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)

por León Trahtemberg

La escasa habilidad en lectura y escritura se debe básicamente a la deficiente metodología de enseñanza y la poca disponibilidad de adecuados materiales didácticos de lecto-escritura. Ambos, por supuesto, aunados al escaso financiamiento y a maestros inadecuadamente capacitados.

La superación de estos problemas requiere de una decidida acción del Ministerio de Educación y la comunidad en su conjunto para darle la máxima prioridad a la lecto-escritura y a las estrategias que favorezcan su mejor aprendizaje, basándose en los dictados del sentido común que dice que “se aprende haciendo” o dicho de otra manera “leyendo y escribiendo se aprende a leer y escribir”. Para ello los niños tienen que estar permanentemente expuestos a libros diseñados para su nivel y estar rodeados de adultos que los estimulen hacia la lectura relevante.

Sin embargo, la realidad es que los peruanos leen menos de un libro al año. La mayoría, porque no sabe leer y tiene dificultades de sostener una lectura fluida que les permita comprender un texto más allá de algunos titulares y notas periodísticas. Otros, porque su condición de pobreza les impide tener acceso a libros. Y otros más, porque aún teniendo acceso a ellos no gozan de leerlos porque nunca aprendieron a encontrarle sentido a la lectura.

Las estadísticas mundiales de lectura de libros por habitante muestran de manera irrefutable que las sociedades más lectoras, son a su vez las más desarrolladas y democráticas. Por lo tanto, que el Perú sea un país masivamente no-lector constituye su verdadera emergencia educativa como lo ha sostenido reiteradas veces el Consejo Nacional de Educación. El enorme déficit de lectura convierte a los peruanos en ciudadanos desinformados e indefensos frente a los procesos históricos predecibles, los populismos y los productos comerciales de calidad o necesidad discutible, pero que están sostenidos por un fuerte impulso publicitario (como en el caso de los colegios que compran computadoras sin saber qué uso efectivo le darán).

¿Qué significa que gran parte de los peruanos no tengan habilidad para leer y acceso habitual a los libros? Significa que son incapaces de leer historia para conocer la perversión del autoritarismo, de leer sobre economía para entender los daños del populismo, leer sobre ciencias para entender el impacto que tienen la deforestación y contaminación ambiental en la vida humana, leer sobre medicina para entender el sentido de la prevención de enfermedades, leer sobre psicología para entender el daño emocional de golpear a un niño, leer sobre política para entender las virtudes de la democracia, leer literatura para estimular la imaginación y las sensibilidades humanas más profundas.

“La historia se repite” es un decir que solo tiene sentido para quienes leyeron historia y pueden aprender sus lecciones. Son quienes pueden darse cuenta que la política es pendular, y que hay épocas en las que los políticos gozan del poder y otras en las que están en el llano, y dependerá de cómo se comportaron en el tiempo de gloria, el trato que recibirán cuando esta se diluya.

También podrán aprender que los gobiernos autoritarios siempre empiezan alegando la urgencia de un gobierno eficiente y mesiánico capaz de luchar contra la pobreza y corrupción, para luego convertirse en gobiernos corruptos que además limitan las libertades democráticas de los ciudadanos, siendo capaces de los delitos y crímenes más groseros.

Son los peruanos lectores los que pueden anticipar que si en el tiempo de espera de un terrorismo parcialmente derrotado no se hacen reformas estructurales para favorecer a los pobres, es cuestión de tiempo para que reaparezca con otros nombres y pretextos. Son los lectores los que pueden entender y estar alertas de la manera como una y otra vez los gobernantes usan el circo político para distraer a la población, inventan unos escándalos para tapar otros, hacen montajes políticos para distraer la atención de los problemas reales, usan el nacionalismo del fútbol para ganar popularidad, inventan o filtran información comprometedora a los medios de comunicación para perjudicar a quienes los incomodan, etc.

En suma, que los peruanos no lean favorece a las clases dominantes, a los vendedores de ilusiones, a los corruptos, a los vendedores de productos inservibles o nocivos, y perjudica a los ciudadanos comunes que no alcanzan a entender sus derechos.

En el mundo desarrollado, a más lectura más democracia y equidad. De modo que una de las política sociales más rentables y progresistas es aquella que le da a los peruanos acceso frecuente a la lectura. Y una de las herencias más preciadas que los padres pueden dejarle a sus hijos, es la educación para ser buenos lectores y el acceso a libros que enriquezcan su mente y su alma.

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