viernes, 8 de febrero de 2008

Michell & Cía: La cultura es primordial para mejorar la autoestima del país

El grupo Michell es uno de los más importantes provedores de hilados de alpaca peruana de exportación reconocido internacionalmente por tener los productos de la más fina calidad. Con 75 años en el negocio, Michell & CIA. es una empresa arequipeña que compra anualmente unas 3,500 toneladas de fibra de alpaca sin procesar. Aunque obtiene su materia prima de las comunidades, cooperativas y centros de acopio de la sierra peruana un 5 % proviene de Australia y EE.UU. Vende sus productos a más de 35 paises alrededor del mundo siendo EE.UU, Japón, Corea e Italia algunos de los destinos más importantes.

Estratégicamente integrado desde la crianza de alpacas, escojo de la fibra, lavado, cardado, hilatura, teñido, confección de prendas y accesorios en tejido de punto y plano, hasta la producción de alfombras hechas a mano, el grupo Michell es un conglomerado de empresas que operan, cada una, parte del proceso como Mallkini, Michell, MFH Knits, Clisa y Sol Alpaca. Mallkini es un centro de mejoramiento genético creada para mejorar la producción de alpacas y mejorar la calidad de fibra. Otra de sus empresas, Mundo Alpaca, esta dedicada a promover el ecoturismo y la tradición de la producción de alpaca en el Perú.

En esta entrevista de José Gabriel Chueca publicada el 2 de agosto del 2007 en el diario Perú 21 Derek Michell miembro del clan familiar propietario del grupo y gerente del mismo nos cuenta, entre otras cosas, los inicios de la compañía, los obstáculos que enfrentaron durante el terrorismo y el trabajo de responsabilidad social que realizan fomentando la cultura en las comunas donde actúan. El dice: " La cultura es primordial para mejorar la autoestima del país".

"GRACIAS A UNA CIGARRERA DE ORO, MI ABUELO INICIO ESTA EMPRESA"

Diario Perú 21

"Siempre fue mi aspiración entrar a trabajar en Michell & Cía. Desde chico, pasaba un mes de las vacaciones trabajando en alguna parte de la compañía: limpiando pernos, escogiendo fibra o ayudando en alguna de las plantas de Tacna”, explica Derek Michell.


¿Desde cuándo está vinculada su familia a la industria textil?
Mi abuelo fundó la compañía hace 75 años. Él era piloto de la Fuerza Aérea Inglesa. Había combatido en la Primera Guerra Mundial, después de la cual Europa quedó destrozada. Un día,
en un teatro, vio entrar a una actriz con un abrigo de chinchilla. Él quedó impactado. Le preguntó dónde se conseguía eso y ella le dijo que en el Perú.

Pero no encontró chinchilla.
No. Pero, siendo emprendedor y aventurero –se metió a la selva a buscar oro, petróleo, se perdió, salió en Bolivia, su socio lo estafó; le pasó de todo–, llegó a Juliaca y encontró que se comercializaba fibra de alpaca. Pero todo, en realidad, comenzó con una cigarrera de oro.

¿Cómo así?
Este socio lo había dejado sin plata. Él empeñó la cigarrera y así empezó a comprar sus primeros quintales de alpaca. Después la recuperó y la tenemos en la empresa. Cuando él comenzó, la fibra se empacaba y se mandaba a Bradford, en Inglaterra, y a Boston, en Estados Unidos. Y después de seis meses, los dueños de las casas iban para que les liquidaran. Mi abuelo cambió eso. Dijo: lo que hagan allá, lo haré acá. Por eso es reconocido en la industria como el que hizo que el negocio de la alpaca fuera peruano y no extranjero.

Esta es una empresa familiar. Tiene sus complicaciones, ¿no?
Tenemos acuerdos que nos permiten llevarla bien. Es un poco más difícil desde el lado personal, porque hay un aspecto emocional importante. Pero, por la misma causa, es más gratificante.

En los 75 años de la empresa, el Perú ha vivido de todo. ¿Cómo lo pasaron?

A mí me ha tocado la época más centrada. Igual que el Perú, la empresa ha tenido épocas mejores que otras, pero creo que lo más importante ha sido creer en el negocio como familia.

El gobierno de Velasco,el terrorismo y la hiperinflación debieron afectarlos.
En el gobierno militar nos quitaron un pedazo de una fábrica. La época de Sendero fue muy difícil, como lo fue para todo el país. Nosotros teníamos un fundo dedicado a investigación, en Santa Rosa. Era el mejor, con el mejor profesional. Un día entraron terroristas y, después de tres días de maltratarlos, asesinaron al gerente general y a un profesor de la Universidad Agraria, que estaba con sus alumnos –a quienes afortunadamente soltaron-. Cerramos la operación inmediatamente. Cuando la situación cambió durante el gobierno de Fujimori retomamos el programa de mejoramiento genético.

Tengo entendido que ese es uno de los pilares de la empresa.
Definitivamente. Mientras mejor sea la fibra, mejor será el precio. Debemos tener cada vez más calidad –como la baby alpaca–. La calidad se fue perdiendo por degeneración de los animales. Eso sucedió cuando se perdió el trabajo organizado que se hacía en las grandes haciendas al ser expropiadas, y el que se pudo hacer en las comunidades posteriores, cuando las atacó el terrorismo. Nosotros estamos revirtiendo este proceso, para lo cual tenemos convenios con el IPEN y con la Universidad Cayetano Heredia.

Ustedes son grandes exportadores.
Nosotros acopiamos un 60% aproximadamente de la fibra de alpaca del mundo –porque compramos la del Perú, Australia y la de Estados Unidos, aunque estas últimas no son tan buenas, no hay que asustarse–. Somos muy fuertes exportadores de productos intermedios y, hoy, tenemos una fábrica de chompas muy exitosa. Hace tres años abordamos el mercado nacional con las tiendas Sol Alpaca. Nuestros diseños son exclusivos, elegantes y a la moda. Y nos va muy bien.

Michell tiene un concurso de pintura hace muchos años. Otras empresas lo han intentado y han caído.
Hace 27 años, la empresa comenzó este concurso de acuarela que, luego, se extendió al óleo. La cultura es primordial para mejorar la autoestima del país. Por lo mismo, trabajamos la responsabilidad social. A través de una fundación apoyamos el albergue infantil Mirasol, en Puno. En general, ayudamos procurando generar oportunidades. Nosotros creemos que debemos devolverle al país lo que nos ha dado.

Derek Michell es Gerente de MICHELL & CÍA

"Nací en Arequipa, en el 68. Somos dos hermanos. Mi padre nació en Perú; fue educado a la inglesa –lo enviaron a Inglaterra muy joven, retornó universitario –. Estudié en el colegio Prescott, de Arequipa, excepto los dos años que estudié en Inglaterra. La universidad la hice en Lima y en Estados Unidos. Estudié Administración de Empresas. Por trabajo, en un año típico, puedo pasar hasta cuatro meses fuera del país. Me gusta pescar, jugar golf y, últimamente, correr –que es muy práctico cuando uno viaja mucho–."

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