Según el último estudio de Fundación La Fuente-Adimark, a pesar de que los "lectores frecuentes" aumentaron en los últimos cuatro años, los "no lectores" superaron por primera vez la mitad de los encuestados (52,8%). Ante tan poco alentadoras cifras de hábitos de lectura en Chile, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) tomó cartas en el asunto e invitó a doce especialistas hispanoamericanos para que den a conocer aquellas fórmulas que efectivamente están formando lectores activos. Las nuevas estrategias van desde bibliotecarios conectados a las redes sociales al préstamo de libros en las ferias libres, y seguirán analizándose en el ciclo "Múltiples lecturas, múltiples formatos", en la Biblioteca de Santiago.
Chile y Argentina: libros en los puestos de las ferias libres
"El Casero del libro", que la Subdirección de Bibliotecas Públicas creó en 2001 para promover la lectura en las ferias libres chilenas, fue replicado en varios países. Y con bastante éxito. "El puesto de los libros" del Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil (Cedilij) de Córdoba, por ejemplo, presta gratuitamente cien volúmenes cada sábado. "Ayudamos a los sectores más desfavorecidos en términos de participación democrática, porque es mucho más vulnerable una persona que no tiene capacidad crítica. La incultura nos somete aun más", dice su directora, Susana Allori.
España: bibliotecarios que lideran en las redes sociales
"Como el usuario está dejando de acudir a las bibliotecas, éstas tienen que hacer un esfuerzo grande de socialización. Los bibliotecarios deben utilizar las redes sociales para comunicarse con el usuario, esté donde esté", dice el español Fernando Juárez, quien implementó en 2006 el uso de Facebook y Twitter en el sitio web de la Biblioteca de Muskiz (País Vasco). "No seamos reduccionistas: lectura no es sólo aquello que se hace a través del papel, sino todo lo que se hace a través de la web. En estos momentos se lee más que nunca en la historia, en cualquier lugar del mundo", agrega.
Colombia: en familia
Todo un éxito han resultado los cinco Centros de Lectura para Familias de Bogotá, con sus 18 mil afiliados, la mayoría de escasos recursos. Allí se incentiva la lectura de padres e hijos de entre 0 y 6 años, mediante actividades recreativas y artísticas. "Hacemos conscientes a los padres que no tienen acceso a los libros de todo lo que ganan sus hijos cuando leen conjuntamente con ellos", dice Carmen Bravo, directora de Fundacultura, entidad que creó estos espacios junto con la Secretaría de Integración Social de la alcaldía.
Argentina: los mediadores
La trasandina Susana Allori, de Cedilij, enfatiza que no basta con disponer libros. Asegura que ése sólo es el primer paso. "Por ejemplo, en las comunidades rurales hay una tarea de formar bibliotecas, pero también hay que capacitar a las personas de ese lugar para que se adueñen de esta necesidad de promover la lectura, de formar lectores y de ofrecer libros".
Estos "mediadores", además, deben generar "situaciones de lectura, donde realmente haya encuentros entre un lector y un libro en particular". La pregunta -entonces- se desprende inevitable: ¿Qué estamos haciendo los peruanos?